Optimo México | El Secreto está en las preguntas que hacemos, no en las respuestas que esperamos.
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El Secreto está en las preguntas que hacemos, no en las respuestas que esperamos.

El Secreto está en las preguntas que hacemos, no en las respuestas que esperamos.

El Secreto está en las preguntas que hacemos, no en las respuestas que esperamos.

“Si yo tuviera 1 hora para resolver un problema, y mi vida dependiera de ello, invertiría 55 minutos en realizar la pregunta correcta, porque, si la tuviera, resolvería el problema en 5 minutos” – Albert Einstein.

¿Cuántas veces no nos ha pasado que queremos “resolver” un problema y tardamos mucho en hacerlo? Y eso en el caso de que finalmente lo hayamos resuelto. ¿Cuántas veces ha sucedido que en el camino a dicha solución nos hemos desviado por diversas razones en otros temas? Agreguemos una característica peculiar a ese “problema”, es un “problema con el prójimo”, es decir, algunos lo han de conocer como “problema personal”. En muchas ocasiones, seguramente, hemos intentado expresar nuestra diferencia de opinión con esa otra persona y resulta que terminamos peleando de la forma en que nos estamos hablando y no del problema original. “Óyeme…” – “No, a mí no me gritas…” y terminamos “hablando” de la forma y volumen de voz que usamos para expresarnos y nunca logramos concretar el tema que nos trajo con dicha persona. Si bien el control emocional es primordial, ese se lo dejaré a los terapeutas y/o a los psicólogos, pero por otro lado también es importante el análisis de los elementos que participan en la “solución” a dicho problema. Veamos, en cualquier conflicto personal, participan mínimo dos personas, que por ende, son entes que sienten, lloran, ríen, se enojan, y claro, interpretan de acuerdo a su entender y perspectiva de la situación. Por lo anterior, es sumamente importante ESCUCHAR los argumentos del otro. Pero ahí es donde nos topamos con una encrucijada: ¿sabemos discutir? ¿sabemos dudar? Así es, hay que saber hacer dichas cosas. Cabe aclarar lo siguiente, “discutir” tiene dos raíces, “dis” que significa “separar” y “cuttere” que significa “cuero”, “piel”; es decir, “discutir” significa “Separa las pieles”, ésta era la técnica que usaban los romanos cuando aún eran politeístas para abrir un animal, es decir, separa sus pieles y extraer las vísceras, y ofrendarlo a los distintos dioses que tenían, si la técnica discuttere se realizaba correctamente, las vísceras salían intactas y se pronosticaba un “buen augurio” de lo contrario, si salían lastimadas, se pronosticaba un “mal augurio”. Con el tiempo, y cuando llegó la civilización, la representatividad, etc., se tachó dichas actividades de primitivas, y vulgares, y “discutir” se tornó en un “intercambio de ideas o separación o clasificación de las mismas a fin de hallar la Verdad”, sobre todo la verdad común a dos entes, ya sea personas u organizaciones. Discutir no es jamás sinónimo de pelear o de gritar o de insultar, “es un intercambio razonado, civilizado, de ideas para hallar la verdad que nos une”, nada más, simple, ¿no? Por otro lado, “dudar” viene de “duo”, que significa “dos” y “bitare” que significa “determinar”, “vacilar”, es decir, “dudar” significa “determinar o vacilar entre dos cosas o ideas”; por ello es que reza una frase “para decidir, primero, hay que dudar”. La situación a que nos lleva solo dudar por dudar, es que nos puede convertir en escépticos o insatisfechos, y entonces jamás una respuesta nos hará sentido, pues “vacilamos” hasta de la respuesta que deseamos oír. En cambio, si sometemos la duda a la discusión, esto nos permitirá ir separando idea por idea, irlas agrupando en similares, formar argumentos, descartar los que no tengan coherencia o sentido lógico, y así, mediante la humildad de escuchar atentamente al reclamador, podremos hallar la verdad de su reclamo, de su enojo, de su diferencia de opinión y entonces, si fuere el caso, pedir una disculpa y sino lo fuere, igualmente, establecer que no concuerdo. Pero todo parte de esa introspección sobre ¿qué quiero saber? ¿qué debo preguntar? ¿cómo dudar? Un ejercicio y habilidad que toma su tiempo, pero nos da la oportunidad de dilucidar posibles escenarios de respuesta, incluso, con práctica, dilucidar algunos no agradables, que nos permitirán enlistar las preguntas correctas y las que no queremos conocer su respuesta, incluso. Dudar es importante, dudar metódicamente es oro molido, pero poder expresar un acuerdo o desacuerdo, es decir, discutir, de forma civilizada es lo que nos hará mejores. Mejores ciudadanos, mejores parejas, mejores hermanos, mejores primos, mejores compañeros de trabajo, simplemente, mejores. Duda, pero no obtengas el vicio de dudar, sino, más bien, duda de forma ordenada, duda metódicamente, duda de aquello que no puedas explicar por ti mismo, pero, encuentra las preguntas correctas para que puedas discutir y con ello hallar paz con el prójimo o con el tema que traes en la mente. Es cuánto.

Luis Lúcia
LUXIA – Capacitación y Consultoría.

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