
30 Mar Virus con Corona – Desde la Endemia hasta la Pandemia
Virus con Corona – Desde la Endemia hasta la Pandemia
Parece pertinente y obligado recurrir nuevamente a las definiciones. Si bien hay autoridades competentes en el rubro como la Organización Mundial de la Salud, la misma Secretaría de Salud, diccionarios epidemiológicos, así como diccionarios etimológicos; que permiten la consulta adecuada de los términos, es quizá a veces necesario reforzar en un solo texto algunos conceptos. Veamos, primero, “virus”, del latín vyrus, ‘jugo, veneno’. Un virus no es propiamente una sustancia viva; es un compuesto químico que, en determinadas condiciones, tiene la propiedad de replicarse.
Está formado por una cadena de ácido nucleico, ya sea Desoxirribonucleico o Ribonucleico, (ADN o ARN), envuelto en una capa de proteínas. La palabra “virus” aparece por primera vez en el diccionario académico español en 1803 con la definición ‘podre, podrido, mal humor’ (este último entendido como ‘secreción’), pero de los virus propiamente dichos nada se sabía aún. Tal como los conocemos hoy fueron descubiertos solo a fines del siglo XIX, por trabajos de varios investigadores europeos. La definición citada se mantiene en la edición de 1899, pero se agrega otra acepción: ‘germen de varias enfermedades, principalmente contagiosas, que se atribuye al desarrollo de microbios especiales para cada una’. Al tener una capa proteica, un agente que destruye o remueve a los virus de nuestra epidermis es el jabón, sí el jabón de manos.
Convivimos con muchos virus y conviviremos con ellos, desde la existencia de la humanidad hasta su extinción. Pero, algunos, pasan a la historia y nos meten en aprietos, porque al introducirse en nuestro cuerpo pueden afectar nuestro sistema inmune. Recordar que son autoreplicables y más si han logrado conectar su sustancia proteica con alguna célula de nuestro organismo interior. Tomar en cuenta que nuestro sistema inmune, y en general nuestros órganos, no tienen ojos ni oídos para determinar qué sí aceptan y qué no, por lo que se basan o responden a señales proteicas.
Al llegar un agente extraño que logra conectar su proteína al sistema inmune lo puede debilitar como lo puede fortalecer, así, típicamente el virus lo debilita y permite la manifestación de otros padecimientos o del que provoque él mismo. Al poderse replicar, implica que es probable que se pueda transmitir a otro ser humano. Ahí empieza la epidemia. Pero, primero la Endemia, de acuerdo a la OMS, la endemia es la prevalencia habitual de una enfermedad o un agente infeccioso en una determinada zona geográfica o grupo de población. Cuando la presencia de una enfermedad, tanto transmisible como no transmisible, se da de una forma regular se dice que esa enfermedad existe con carácter endémico.
Por su parte, la epidemia es la aparición, en una comunidad o región definida, de casos de una enfermedad (o de un brote) con una frecuencia que claramente rebasa la incidencia normal prevista. El número de casos que indica la existencia de una epidemia varía según el agente infeccioso, las dimensiones y el tipo de la población expuesta, su experiencia previa o la falta de exposición a la enfermedad, así como la época y el lugar donde se presenta.
Epidemia
La palabra Epidemia es una voz tomada el griego epidemía, formada a su vez por el prefijo επι- (epi-)’por sobre’ y δημοσ ‘pueblo’, que significaba ‘residencia en un lugar o país’, derivado del verbo επιδημειν (epidemein) ‘residir en un lugar o país en calidad de extranjero’. Actualmente el término se aplica al aumento de casos de una enfermedad contagiosa por encima de la incidencia normal o habitual. Cuando una comunidad se encuentra totalmente libre de una enfermedad, la aparición de un solo caso ya constituye una epidemia. En castellano el vocablo se atestigua por lo menos desde 1600, cuando Manuel de Escobar lo dio a conocer en su Tratado de la epidemia y de la pestilencia. Cuando una epidemia se extiende por varios países o continentes, pasa a llamarse pandemia, nombre formado por el elemento compositivo griego παν- ‹totalidad›, como en panamericano, paneuropeo, etc. El vocablo aparece ya en la primera edición del diccionario académico (Autoridades) como “EPIDEMIA. f. f. La enfermedad que corre comúnmente entre la gente, y que anda generalmente vagando entre muchas personas”.
Es voz puramente Latina. De acuerdo con el organismo internacional, una pandemia es un brote epidémico que afecta a todo el mundo. Para que una enfermedad tome la denominación de Pandemia, ésta debe tener un alto grado de infectabilidad, lo que significa la facilidad con que se transmite de una persona a otra, y un fácil traslado de un sector geográfico a otro, lo que significa que no le afecte meridianos ni hemisferios, o de otra forma, los climas del mundo.
Resaltando la OMS que ni la infectabilidad ni el nivel de traslado tienen algo que ver con la letalidad o mortalidad de la enfermedad en cuestión. Eso quiere decir, que yo me puedo infectar de distintos virus, pero no necesariamente morir por todos ellos, siempre que su letalidad sea baja. Para el caso particular del virus que nos provoca escribir, se le hace llamar Coronavirus por el tipo de familia a la que pertenece, la categoría taxonómica de los Coronaviridae, CoV, o Coronavirus, llamado así por las extensiones que lleva encima de su núcleo que se asemejan a la corona solar.
Coronavirus
Su descubrimiento fue revelado en la revista Nature en 1968. Hay distintos coronavirus. Es importante darle un nombre exacto y referirse a él de manera correcta, coronavirus es la familia o categoría taxonómica, pero el particular es el CoVID-19. Tener un nombre es importante para evitar el uso de otros nombres que pueden ser inexactos o estigmatizantes; esa importancia quedó evidenciada por una pandemia reciente: el H1N1, gripe A, que en un principio fue llamada gripe porcina, lo que la vinculaba directamente a una especie animal.
De hecho, en Egipto se sacrificaron 10,000 cerdos a causa del pánico que causó el nombre. Así, y dicho todo lo anterior, hoy solo sabemos que la transmisión de un infectado a otro ser humano es a través del contacto con el virus y que éste sea llevado, por medio de nuestras manos, por ejemplo, a la boca, los ojos o la nariz, es decir, al interior de nuestro cuerpo y con ello iniciar lo ya explicado, su conexión proteica y replicación. Esa es la razón más fuerte por la que se insiste en el distanciamiento social, el famoso #QuédateEnCasa. Mientras no haya una forma de atacar el virus y controlar sus efectos, como tal, en la mayoría de los casos pasará desapercibido, pero está demostrado que otros tantos, lamentablemente, fallecerán. Hasta ahora y mientras las autoridades expertas no digan lo contrario lo mejor es quedarse en casa. Por un México de Paz y armonía, por un México de Tolerancia y SALUD, derrumbemos cada vez más esos muros ideológicos que nos dividen. Es cuánto.
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