Optimo México | ¿Qué es la problema?
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¿Qué es la problema?

¿Qué es la problema?

¿Qué es la problema?

¿Alguna vez ha escuchado la frase “ese no es mí problema”? ¿A qué se referirá aquella persona que la dicta? ¿De verdad creemos que existe una “línea divisoria” entre unos y otros, tal, que aquellas cosas que le afectan a uno no le pueden afectar a otros? Todos tenemos problemas, y todos, de alguna manera, tenemos una visión de cómo queremos llegar a su solución, unos simplemente deseando que no hubiese ocurrido y otros armando estrategias que nos permitan visualizar escenarios resultados posibles de una u otra solución propuesta. Veamos. Emile Brehier en su tratado “La noción del problema” destacó una frase que hoy por hoy se ha vuelto bastante famosa, la cual dice, más o menos, así “un problema bien planteado es un problema resuelto”. Por su parte, Albert Einstein elucubró una frase similar, pero relacionada a las preguntas que nos hacemos, decía que “si tuviera 60 minutos para resolver un problema, y mi vida dependiera de ello, dedicaría 50 minutos a hacerme la pregunta correcta y el resto a contestarla, porque esa resolvería el problema”. Pero, ¿cuántas veces y cuánto tiempo dedicamos a establecer con claridad el planteamiento del problema que debemos resolver? Hoy en día, existen muchas herramientas para la solución de problemas, hay capacitaciones incluso, de cada una de ellas. Sin lugar a dudas, todas, inician con la definición del problema. Desde el PDCA de Deming, pasando por las 8D’s de Ford hasta el DMAIC de Motorola – 6sigma, todas, sin dudar, empiezan por definir el problema. Pero, ¿por qué es necesario capacitar a los ingenieros en herramientas de solución de problemas si pasan alrededor de 5 años en la Universidad precisamente haciendo eso, resolviendo problemas? Bueno, resulta que la versión de “problema” es muy distinta por cada disciplina de la ingeniería, y eso es lo que genera discrepancia a la hora de meter a todos como, los famosos, equipos multidisciplinarios dedicados a resolver problemas.

El “problema” es contextual, y en ocasiones, es interpretado hasta a niveles personales. El “problema” es distinto para cada área de la empresa e incluso habrá áreas que destacarán por decir que “eso, eso no es un problema”. Por otro lado, la formación académica no se limita a la ingeniería, lo mismo sucede cuando mezclas otras licenciaturas en los mismos equipos multidisciplinarios, cada quien verá el “problema” desde su área de conocimiento y pasará por “alto” otros aspectos. Otro lado es el cultural, en todas las veces que he dado este curso de capacitación, así como alguna materia en la universidad, hago la siguiente pregunta: ¿A quién le gustan los problemas? Invariablemente la respuesta es casi nula: a nadie. Parece que no tener problemas es un estado ideal, y mucha gente está auto convencida que el no tenerlos implica mejoría. Tengo la absoluta convicción de que la sociedad en general tiene un concepto erróneo del “problema”. Particularmente en el ámbito laboral se llegan a dar ideas relacionadas al hecho de reportar problemas, parece que no queremos reportar problemas en nuestras áreas porque simplemente no queremos “vernos mal”, “ser los conflictivos”, “resaltar o señalar el trabajo de alguien más” y se opta altamente en “resolverlos” en paralelo, es decir, “entre cuates”, “sin formalidades”; o se empieza a criticar o desvalorar la capacidad técnica de otros miembros del equipo. Tener un problema, el que sea, de la índole que sea, puede sacar lo mejor de nosotros o lo peor, y más si se trata de un problema que impacta a varios. Hay muchos tipos de problemas: sociales, familiares, civiles, penales, empresariales, laborales, técnicos, nacionales, etc., una lista interminable, pero lo más importante es que un gran porcentaje de ellos tienen solución.

“Resolver un problema es una victoria, un triunfo, pues nos habremos puesto por encima” de las situaciones adversas en sí. No solo se trata de corregir de raíz, en el ámbito o índole que sea, sino de retar a nuestro intelecto y a nuestras habilidades motrices, según sea el caso, así como a nuestro sistema emocional, es en todos los sentidos una oportunidad; de hecho se acostumbra, dentro del positivismo, ya no llamarles problemas, sino “áreas de oportunidad”; pero, lejos del nombre que les queramos dar, la resolución es importante para los seres humanos involucrados; así es como la humanidad ha descubierto lo que hoy sabe, así es como nos hemos ido conociendo como especie, de hecho hoy sabemos más de la raza humana gracias a la ciencia (genética) y a la solución de problemas que por otra disciplina de estudio. Veamos, la palabra “problema” viene del griego “problema”, la cual se compone de tres elementos, un prefijo “pro-“, una raíz verbal “bolleín” y un sufijo “-ma”. El primero significa “delante, enfrente, hacia adelante”, lo encontramos en palabras como “prólogo”, “programa”, “proceso”, etc. El segundo elemento significa “lanzar, arrojar, colocar”, lo encontramos en palabras como “símbolo”.

El tercer elemento refiere al “resultado de una acción”, lo encontramos en palabras como “poema”, “axioma”, “morfema”, etc. Así, un problema es el resultado de que un ente haya arrojado, o colocado, a otro ente delante de nosotros y que por ello no podemos continuar la trayectoria o camino seguido hasta ese momento, no nos permite continuar con el propósito inicial. Es decir, si mi propósito es estar quieto e inmóvil, y algo me está empujando hacia atrás o jalando hacia adelante, va en contra de mi propósito, inmediatamente se convierte en un problema respecto de mi propósito; diferente sería que mi propósito sea moverme hacia adelante y ese algo me empieza a jalar en ese sentido, jamás lo veré como problema sino como ayuda; a menos que yo desee avanzar a cierta velocidad y ese algo me está jalando a una mayor o a una menor velocidad, y así sucesivamente. El problema está relacionado directamente con el propósito del ente en cuestión. En el ejemplo, el ente era yo. ¿Qué pasa cuando el ente es un grupo de personas de una colonial, un equipo de trabajo de la escuela, uno de la empresa donde trabajo, una asociación, una sociedad anónima o una sociedad civil, cuando el ente es un negocio, cuando el ente es una nación? Por un México de tolerancia y armonía, por un México de paz, el poder, al menos, visualizar o entender cómo experimenta una situación el prójimo antes de decirle que “eso no es un problema” nos permitirá ser empáticos, sobresalir ante la diputa, vivir en paz. Es cuánto.

Luis Lúcia
LUXIA – Capacitación y Consultoría
www.luxiaconsultoria.com 
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